La pandemia fue un cataclismo de esos. Cayeron las caretas pero no sirve de mucho, porque esos que creen que son buenos en esencia no se dan cuenta de que se convierten en monstruitos cuando el miedo le pianta la razón. Pasado el cataclismo volvemos, al menos en mi barrio, a “un mundo feliz”.
Muy bueno y muy bonito a pesar de todo
La pandemia fue un cataclismo de esos. Cayeron las caretas pero no sirve de mucho, porque esos que creen que son buenos en esencia no se dan cuenta de que se convierten en monstruitos cuando el miedo le pianta la razón. Pasado el cataclismo volvemos, al menos en mi barrio, a “un mundo feliz”.