“Me encantaría dar esta parte, pero no me da tiempo si queremos cumplir con el programa”. Esa es una de las frases que me han perseguido en toda mi vida profesional como una losa. Pero, lo cierto, es que los programas son como contratos: te comprometes a enseñar esos temas y a que las pruebas y exámenes van a centrarse en esos conocimientos. Lo del diseño de programas y grados universitarios da para otra discusión.
El tema de hoy es que en todas las asignaturas que he impartido (que son muchas) siempre me quedo con ganas de poner el foco en otros temas que no están en los programas. En concreto, en Historia del Pensamiento Económico, tanto en grado como en posgrado, me he quedado con ganas de analizar a los heterodoxos. Al menos, siempre trato de plantear como debate en clase si el mainstream, o la ortodoxia, en economía, pero también en general, tiene “más razón” que la heterodoxia. Es una pregunta absurda que solamente pretende que los alumnos piensen qué de bueno hay en el pensamiento ortodoxo y qué de bueno hay en el pensamiento heterodoxo.
Esta semana, como miembro de la Heterodox Academy (fundada en el año 2017 por Jonathan Haidt entre otros) he recibido una carta de su presidente, el profesor John Tomasi, a quien tuve la oportunidad de conocer en Chile en 2019, respondiendo a las críticas que ha recibido la organización por parte del profesor de filosofía de la Universidad de Cambridge, Nathan Cofnas, en ESTE ARTÍCULO.
No me voy a detener en los argumentos de uno y otro. Pero sí en una idea de Tomasi que me llama la atención. Cuando se habla de heterodoxia y pluralidad académica, se suele interpretar que se está en algún bando “anti”. En el caso particular de Cofnas, asumió que la HxA nacía como un movimiento anti-woke dentro de la academia. Y no. Precisamente surge por la esclerosis evidente de las universidades estadounidenses y canadienses, y por desgracia, por contagio, de las universidades de otros países, generada por el radicalismo y la intolerancia del movimiento woke. La realidad es que, desde el principio, su objetivo era abrir el foco de la academia y permitir que la investigación fluya libremente por donde surja. Pero eso no es un movimiento anti woke, y por eso hay conservadores, progresistas, independientes y un poco de todo dentro de HxA.
Ese malentendido está a la orden del día en nuestro polarizado mundo. Es muy evidente en el microuniverso de Twitter y las redes sociales. “Eres A, luego eres antiB”, y aún más su reverso: “eres antiB, luego eres A”, es una constante en mi perfil. ¿Eres liberal? Entonces eres anti aborto ¿Eres anti comunista? Entonces eres de Vox. Y no caben matices, ni dudas, ni nada que no sea una lealtad férrea a la trinchera que otros han decidido que te define. Es el eterno problema del etiquetado.
Esas premisas equivocadas explican que cuando criticas a los que el entorno asume como “uno de los nuestros” porque va con la brocha gorda, porque sus formas son lo peor, porque cae en aquello que criticas a los que “no son los nuestros, son los malvados otros”, alguno se lleva las manos a la cabeza y te llueven insultos, improperios, unfollows, y cuestionamiento de tu pureza liberal, tu decencia y todo lo que se les pase por la cabeza.
En ese sentido, anticipo que soy una decepción andante, porque en la defensa de mis principios no me caso con nadie, excepto con mi propia conciencia.
Creo que la discrepancia debe servir para exponer las cosas que das por hecho, las ideas incuestionables, y revisar si esos siguen siendo “tus” principios o no lo eran realmente. Si eran imposiciones, si en tu evolución siguen siendo parte de tus “bases fundacionales”.
Desde el punto de vista académico, la heterodoxia lo es hasta que es adoptada por la mayoría. La productividad marginal de los factores fue descrita por von Thünen en 1826, y fue fruto de su diferente visión. Si en lugar de haber sido un propietario agrícola del norte de la Alemania de entonces, hubiera dedicado su vida a la docencia, es muy probable que no hubiera escrito acerca del coste marginal, y no hubiera inspirado a autores como Alfred Marshall, el famoso catedrático de la Universidad de Cambridge que lo popularizó.
Este pequeño ejemplo sirve para hacernos pensar cómo “tratamos” a los economistas heterodoxos, o a las personas discrepantes, en general. No me refiero solamente a los más serios. También el rompe-pelotas, incluso si sólo quiere llamar la atención, puede iluminar un fallo de tu argumento o una nueva linea de reflexión en la que no habías caído.
Y nada de eso implica ser “anti” algo
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Muchísimas gracias por dedicar tiempo a contestarme y por todas las recomendaciones. Seguro que me ayudan mucho ! Gracias de nuevo! Ojalá un día pueda ir a una de tus conferencias :)
Hola María. Te sigo desde hace poco y he podido ver una conferencia tuya en youtube en la que hablas de metodología en economía. Me gustaría preguntarte como abordarías el tema: “Objeto y método de la ciencia económica”. Es un tema de la oposición a economista del estado, en la cual estoy sumergida hace un par de años. ¿Me recomendarías alguna fuente en la que se haga un repaso histórico de cómo se ha ido incorporando el método científico al estudio de la economía? Se que pertenecer al grupo “funcionarios” no casa demasiado con la idea de estado liberal, pero gracias a escuchar conferencias tuyas y de otros economistas como Rallo estoy descubriendo el liberalismo y me esta fascinando. Ahora estoy más convencida que nunca de la importancia de tener también funcionarios que defiendan un estado pequeño, eficiente, y que se limite a llegar donde el mercado no puede. Gracias por tus contribuciones a la sociedad. Ojalá hubiera tenido una profesora como tú en la universidad para interesarme antes por la economía, que ahora es mi pasión.